jueves, 17 de septiembre de 2009

poesía de H. H. respecto al tema de las "etapas" y del "trascender" (1941)

Como toda floración marchita,
y toda juventud con la edad decae,
así florece cada etapa de la vida,
florece cada sabiduría y cada virtud a su tiempo,
y no debe durar eternamente.

El corazón, a cada llamada de la vida,
debe estar presto a la despedida y recomienzo,
para entregarse con valor, sin luto,
a otras nuevas ligazones.

Cada comenzar está lleno de un encanto que nos protege y nos ayuda a vivir.
Hemos de atravesar alegres espacio tras espacio,
no depender de hogar alguno,
el espíritu del mundo no quiere atarnos ni angostarnos,
quiere levantarnos peldaño tras peldaño, ampliarnos.

Apenas nos aclimatamos a un círculo de vida,
y nos acostumbramos confiadamente,
cuando ya amenaza el adormecimiento,
solamente el que está preparado al rompimiento y al viaje
puede escapar del paralizador acostumbrarse.

Quizá todavía la hora de la muerte nos envíe espacios nuevos,
nunca tendrá fin en nosotros la llamada de la vida...

¡Bien, pues, corazón, despiértate y sana!

Hermann Hesse

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